
El día anterior había completado la segunda etapa del viaje que nos dejaba en La Serena (Chile), unas 25 horas de manejo en dos largos días.
En la escuela donde nos dieron alojamiento estuvimos bien, había dormido sin problemas y mi día comenzó dentro de lo esperado para un día de carrera.
Las chicas prepararon el almuerzo, yo ya estaba casi listo, así que fideos, hidratación y salimos hacia El Faro.
La cosa estaba verde, pero de a poco comenzó a tomar forma, los corredores aparecían y comenzábamos a mirarnos de reojo.
-¿tenés frío? , pregunto un corredor señalando mi brazo.
-No, le dije, es piel de gallina, quiero largar ya!
Luego de un corto acto, nos presentaron uno a uno, y con un disparo largamos.
Ricardo Sosa, conocido corredor ganador de varias carreras, se puso en la punta y yo me puse detrás de él, al verme se puso a mi lado y me consulto: :-a cuanto pensas ir?
:-creo que 4´20” puedo sostener, le dije.
:- que te parece si vamos a 4´30” hasta el km 30, me dijo.
:- dale! conteste...
Y con una inmensa autoridad selló el acuerdo. diciendo:- Entonces la cosa es así, 1º tenemos que llegar los dos, 2º yo te quiero ganar y vos me querés ganar.
Asi que con excelentes sensaciones nos comenzamos a separar del resto del grupo.
Chile es muy angosto, tanto que en 250 km sube desde el 19 metro sobre nivel del mar, hasta el 4000. Muy pronto nos encontramos con las incesantes subidas y bajadas, más de las primeras que de las segundas. La cordillera se nos metía en los ojos y el océano Pacífico en el olvido.
Lo que no sabíamos era que el viento a favor y el sol, habían hecho también su pacto, y en premeditada complicidad comenzaron a azotarnos por la espalda, nunca había vivido algo así, la remera de compresión negra se me fundía en la espalda, y para nosotros que íbamos prácticamente a la misma velocidad del viento no había aire.
Comencé a preocuparme, entonces en el km 20 de forma preventiva decidí dejar la punta. Aquí hay un dato, “lo decidí yo”, que es muy distinto a que la carrera te deje a vos.
Ricardo seguía fuerte , prácticamente le estaba regalando la carrera, pero faltaba mucho.
Un Sanjuanino me pasó volando y comenzó a mandar desde la punta, al poco tiempo el Mendocino también me paso, al tiempo que mi carrera se caía a pedazos.
Que puedo decir… tenía tantas ganas de ganar, los chicos del equipo me tenían tanta fé!... Pero a medida que mi paso se frenaba, mi cuerpo se encorvaba… en mis ojos ya no estaba la cordillera sino el piso, dentro mío sonaron todas las alarmas, mi súper yo, ya no me contestaba, y yo solo esperaba hundirme con mi nave. En la punta el auto de Carabineros se veía cada vez mas lejos, y la camioneta que cerraba el pelotón de punta frenó detrás mío cuando me detuve a orinar. Supongo que me observaban para saber si estaba en condiciones de seguir. Mi trote era muy malo y dentro mío solo repetía “que no me pase nadie más!!!!” Con mucha tenacidad llegué al km 32, caminando cambié el gatorade de mi botella por agua, bebí agua como cuando terminaba un partido de futbol, y una chica del staf me dijo:- mojate tranquilo!
El puntero estaba muy lejos… pero comenzaba a sentirme mejor. El Sanjuanino se clavó en el piso, Ricardo cada vez estaba mas cerca y el Mendocino era un tractor. Pasé al tercer puesto, muy lentamente pasé al segundo, pero Mendoza estaba lejísimo. Yo necesitaba que la capitana me viera llegar primero, ella lo merecía, entonces aposte todo a un pleno. Ya mis ojo veían la cordillera, mi súper yo soñaba con la llegada, y mis piernas eran fuertes otra vez. En el km40.3 pasé al puntero y corrí sin mirar atrás tan fuerte como pude, luego supe que en la llegada lo vivían desde un radio que los mantenía al tanto de los cambios, entonces mi remontada fue muy emocionante para ellos también, y me gritaban como si yo pudiera escucharlos… cuando giré la ultima curva corri, lloré y fui directamente a un abrazo con la capitana sin darme cuenta que aún no cruzaba la meta. Pasé debajo del arco realmente dolorido y mis amigos, Ruben y Nati me abrazaron para no dejarme caer.
De esto se trata El Cruce de los Andes Extreme Marathon 506k... Camaraderia, amistad, y emoción. Lo vivido a partir de ese momento en las once postas que nos llevaron hasta San Juan, es indescriptible. Fueron 58hs nonstop lejos de la civilización, pero muy cerca de uno mismo.

